Por sus leyes; de sus cárceles, de sus violaciones, de su machismo, de su dios, y de sus facturas de pago, nacerán mil monstruos. Y a través de ellos se propagará el germen. Tomará las mentes y corazones de cada uno de los individuos que sufren su orden social. Señores, esos monstruos no tienen nada que perder, ya les han quitado la sensibilidad con drogas, alcohol y sexo, con poesía, con crimen, con stress, y con rasgar de dientes. ¡El mundo sufre señores! Sufren en las cárceles y en los bajos mundos de pobreza, pero también sufren yendo al trabajo, también sufren su poco rango creativo, sufren su vida y la ausencia de sueños. Sufren, porque todos quieren ser otra cosa. En todas sus clases los hombres las mujeres y los niños mastican dolor, y sufren. El tiempo ha pasado, y a lo que a mi respecta, el masoquismo no co-existe con los sentimientos. Y ahí se equivocan, respetables señores, digo, perdón, se equivocaron, porque el presente es del humano nuevo. ¿Cómo decía? Disculpen, me invade la cólera a mí también, ah! Sí, se equivocaron, y se equivocaron mucho. Las cosas iban bien, el ser humano gastaba sin saber, y crecía, y otros caían, y las guerras que costaron millones, pero al final se pudo, y ahí, y que el comunismo perdió, y que la tele, y ahí estuvo el quiebre, y se olvidaron del individuo. Ustedes me dirán, “pero cómo puedes decirnos esto cuando claramente se nota el deterioro del individuo por encima de sus deseos personales”. Pues ahí está la cosa, respetables señores, el individuo se ha deteriorado, se ha ganado el cielo y el infierno, y está confundido, y no tiene dios
¡¿Cómo se les pudo haber olvidado lo de dios?! Internamente, los humanos ya no tienen felicidad, ya nada les toca por dentro. Ya no quieren pelear entre ellos, ya no quieren ver que el comunismo perdió, ni siquiera quieren ver al comunismo de pié batallando. El ser humano quiere dejar de sufrir, y no busca nada más. ¡Por eso teman! Teman; porque ya nada los puede parar. ¿Quiénes luchan por ustedes, los respetados señores que nadie ve, que nadie conoce? Se olvidaron de que ustedes no son nadie, y ahí es cuando funcionaba lo de dios. Y ahora no hay nada, porque les dieron información, les dieron Internet, les dieron amor de mentira. Les dieron el porno, la cerveza, los moteles
¡Les dieron oscuridad! ¿Y qué es la oscuridad, sino la conciencia del sufrimiento? Esos hombres renacerán, y me destruirán, y todo por culpa de ustedes. Hasta los imbéciles de la edad media se acordaron de la salvación divina, hasta ellos les dieron el aliento para vivir, pero no, ustedes querían más y más, y ahora lo han arruinado todo. Ustedes me mataron, no fue Marx, no fue Bakunin, fueron ustedes mismos. Me quebraron, ustedes, señores míos, quebraron al capitalismo, se olvidaron de los bares, de la cerveza, de las cárceles, se olvidaron, que los hombres necesitan alegría para sentir tristeza, pero no, también quisieron sacarles las alegrías, y tanto tiempo mascando dolor, te rompe los dientes, y se los romperán a todos los que les sigan quitando sus sonrisas. Me mataron, señores, a mí, al capitalismo, ni Marx ni Bakunin, ¡USTEDES!
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